“Les vamos a dar
nuestro apoyo a través del voto, porque lo merecen como una nueva conducción,
pero les pedimos por favor que hagan lo necesario para que la obra social
vuelva a funcionar como antes…”, fue el firme y respetuoso reclamo de una
trabajadora administrativa de LV 16 Radio Río Cuarto; una compañera suya
agregó: “… y también el tema de la farmacia…¡por favor!”. Esto pasó en el
pasillo del segundo piso al pie de la escalera que conduce al tercer nivel del
edificio de la emisora.
La contracara del caluroso jueves 24 –día de elecciones en nuestra organización- fue un par de horas antes, en la sala de controles, con el vehemente reproche –sin disposición de escuchar nada ni a nadie- de un compañero operador, sobre la misma cuestión… También, algunos días antes en Diario PUNTAL, cuando impulsado desde adentro de la empresa, algunos compañeros se dispusieron a escuchar el “canto de sirenas” de una obra social ajena a la propia de los trabajadores de prensa y la comunicación, a condición de realizar un aporte “extra”.
Como se ve, tres modos diferentes de hacer escuchar lo mismo: la preocupación sobre lo que sucede por estas horas con la prestación de servicios de nuestra obra social, pero formas muy distintas de impulsarlo. Las dos compañeras, creen que no hay modo de resolver los problemas sin un mínimo compromiso de su parte y de confiar que desde la propia organización –con la participación de todos- las respuestas deben llegar. Sobre las otras dos situaciones descriptas, huelgan los comentarios.
No descubriré nada nuevo si sostengo que la renovada conducción de nuestro gremio –provincial y seccionales- tiene como prioridad esencial, volcar sus mejores esfuerzos en recuperar, puertas adentro, la confianza en nuestra obra social. Los cimbronazos que desde hace tiempo padece la OSEPC generaron las más dispares reacciones por parte de nuestros compañeros afiliados. Entiendo que esta será la principal tarea que debemos darnos desde las seccionales y contemporáneamente, la conducción provincial.
Es aquí donde deberemos poner nuestro mayor y mejor empeño, demandando de las nuevas conducciones el esfuerzo por encontrar los caminos más idóneos para empezar a resolver este problema. Al mismo tiempo, deberemos persuadir a los compañeros afiliados que no pierdan la confianza en la idoneidad con la que se administran los fondos que todos aportamos; que nos otorguen el crédito y el tiempo necesario para devolver la calidad de prestación que los trabajadores nos merecemos y supimos conseguir. La política que sobre la materia se disponga impulsar requerirá de la más amplia difusión y conocimiento de todos los compañeros y su consecuente acompañamiento.
Les pido a los compañeros que no duden en apuntarnos los errores que pudieran advertir y que ese singular modo de aporte sea desde la más amplia y generosa participación y no desde el reproche por el reproche mismo ni mucho menos desde la indiferencia. La protección de la salud de los trabajadores, la medicina como un bien social y la solidaridad como pilar fundamental de una obra social, fueron, son y serán nuestras banderas de lucha, diferenciándonos de la medicina mercantilista.
La defensa de los derechos consagrados en los CCT vigentes y la lucha por salarios más dignos, además de ser la naturaleza de la gestión gremial del CISPREN, tiene un fuerte vínculo con lo anterior. Las condiciones de trabajo establecidas en los CCT disminuyen los riesgos de daños en nuestra salud; la precarización, flexibilización, etc., por el contrario, los potencian. La firma de mejores salarios de convenio nos permitirá a los trabajadores organizados contar con mejor calidad de prestación de servicios; para alcanzar lo primero –piedra basal de nuestras legítimas aspiraciones- es necesario el compromiso de la totalidad de los compañeros; la inteligencia y habilidad negocial de nuestros Delegados Paritarios es condición necesaria, pero no suficiente. Así, podremos acercarnos al ideal que nos empuja a “la libre elección de prestadores”; lo contrario, nos restringe el ejercicio de esa libertad.
Es así que quienes conformamos la nueva conducción de la Seccional Administrativa de Río Cuarto exhortamos a nuestros compañeros a reflexionar sobre la aceptación de condiciones de trabajo que, además de ser violatorias a lo establecido por el CCT, le restan dignidad a nuestra condición de trabajadores y ponen en riesgo nuestra salud.
La contracara del caluroso jueves 24 –día de elecciones en nuestra organización- fue un par de horas antes, en la sala de controles, con el vehemente reproche –sin disposición de escuchar nada ni a nadie- de un compañero operador, sobre la misma cuestión… También, algunos días antes en Diario PUNTAL, cuando impulsado desde adentro de la empresa, algunos compañeros se dispusieron a escuchar el “canto de sirenas” de una obra social ajena a la propia de los trabajadores de prensa y la comunicación, a condición de realizar un aporte “extra”.
Como se ve, tres modos diferentes de hacer escuchar lo mismo: la preocupación sobre lo que sucede por estas horas con la prestación de servicios de nuestra obra social, pero formas muy distintas de impulsarlo. Las dos compañeras, creen que no hay modo de resolver los problemas sin un mínimo compromiso de su parte y de confiar que desde la propia organización –con la participación de todos- las respuestas deben llegar. Sobre las otras dos situaciones descriptas, huelgan los comentarios.
No descubriré nada nuevo si sostengo que la renovada conducción de nuestro gremio –provincial y seccionales- tiene como prioridad esencial, volcar sus mejores esfuerzos en recuperar, puertas adentro, la confianza en nuestra obra social. Los cimbronazos que desde hace tiempo padece la OSEPC generaron las más dispares reacciones por parte de nuestros compañeros afiliados. Entiendo que esta será la principal tarea que debemos darnos desde las seccionales y contemporáneamente, la conducción provincial.
Es aquí donde deberemos poner nuestro mayor y mejor empeño, demandando de las nuevas conducciones el esfuerzo por encontrar los caminos más idóneos para empezar a resolver este problema. Al mismo tiempo, deberemos persuadir a los compañeros afiliados que no pierdan la confianza en la idoneidad con la que se administran los fondos que todos aportamos; que nos otorguen el crédito y el tiempo necesario para devolver la calidad de prestación que los trabajadores nos merecemos y supimos conseguir. La política que sobre la materia se disponga impulsar requerirá de la más amplia difusión y conocimiento de todos los compañeros y su consecuente acompañamiento.
Les pido a los compañeros que no duden en apuntarnos los errores que pudieran advertir y que ese singular modo de aporte sea desde la más amplia y generosa participación y no desde el reproche por el reproche mismo ni mucho menos desde la indiferencia. La protección de la salud de los trabajadores, la medicina como un bien social y la solidaridad como pilar fundamental de una obra social, fueron, son y serán nuestras banderas de lucha, diferenciándonos de la medicina mercantilista.
La defensa de los derechos consagrados en los CCT vigentes y la lucha por salarios más dignos, además de ser la naturaleza de la gestión gremial del CISPREN, tiene un fuerte vínculo con lo anterior. Las condiciones de trabajo establecidas en los CCT disminuyen los riesgos de daños en nuestra salud; la precarización, flexibilización, etc., por el contrario, los potencian. La firma de mejores salarios de convenio nos permitirá a los trabajadores organizados contar con mejor calidad de prestación de servicios; para alcanzar lo primero –piedra basal de nuestras legítimas aspiraciones- es necesario el compromiso de la totalidad de los compañeros; la inteligencia y habilidad negocial de nuestros Delegados Paritarios es condición necesaria, pero no suficiente. Así, podremos acercarnos al ideal que nos empuja a “la libre elección de prestadores”; lo contrario, nos restringe el ejercicio de esa libertad.
Es así que quienes conformamos la nueva conducción de la Seccional Administrativa de Río Cuarto exhortamos a nuestros compañeros a reflexionar sobre la aceptación de condiciones de trabajo que, además de ser violatorias a lo establecido por el CCT, le restan dignidad a nuestra condición de trabajadores y ponen en riesgo nuestra salud.
Quiero, por último,
dirigirme a los compañeros que gozando del legítimo derecho de ejercer su voto
no lo hicieron o lo emitieron en blanco. Somos portadores de un legado que
otros compañeros nos dejaron cuando apenas recuperada la Democracia en el país
manifestaron su voluntad de refundar una organización gremial más fuerte,
representativa de todos los trabajadores de la provincia –fortaleciendo así el
concepto de federalismo provincial-, uniendo el Sindicato de la Prensa de
Córdoba, el Círculo de Periodistas y la Asociación de Periodistas de Río
Cuarto.
La convocatoria, cada
año y también cada tres, es la oportunidad que todos nos damos para ejercer la
más absoluta libertad de elegir a quienes nos representarán para defender
nuestros derechos y legítimos intereses en las empresas donde trabajamos –los
delegados obreros-, quienes discutirán por mejores salarios y condiciones
laborales –delegados paritarios- y conducirán y administrarán los fondos que
todos aportamos –las conducciones de delegaciones, seccionales y comisión
provincial-, por lo que la participación masiva es uno de los pilares
fundamentales de nuestra organización.
Debemos –todos- hacer
un gran esfuerzo por acabar con las conductas indiferentes, egoístas,
descomprometidas y cambiarlas por otras valiosas. Es un derecho y deber, que
debemos ejercer –con la sana crítica como norte- día a día. No es saludable
para la organización, mantenernos al margen, estar ausentes ante cada
convocatoria que el gremio nos formula y sólo aparecer pocas semanas antes de
cada acto eleccionario, generando un debate virulento, en el que privan los
ataques personales por sobre las propuestas para enriquecer la discusión y
construcción de nuestro CISPREN.
Todos debemos estar
dispuestos a tener gestos de generosidad y apertura, escuchándonos
respetuosamente. Aquellos compañeros que piensan distinto o tienen otras ideas
para llevar adelante, los invito a exponerlas. Tal vez sea una utopía pretender
que la totalidad de los compañeros empadronados emitan su voto y que el “voto
en blanco” desaparezca en forma absoluta. Pero sí tengo la esperanza que cada
vez seamos más los trabajadores de la prensa y la comunicación de la provincia
de Córdoba, que ejerzamos esa absoluta libertad de elegir lo que nos parezca
más conveniente para nuestra organización.
Río Cuarto, Diciembre 2011
Ángel
César Ludueña
Secretario
General
CISPREN
– Río Cuarto
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